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IGLESIA DE LAS FRANCESAS

 

En esta exposición, que se muestra con ocasión del centenario del nacimiento de Brossa, se pone de manifiesto la excelente relación personal y artística entre Joan Miró, y Joan Brossa.

Miró y Brossa se conocieron a comienzos de la década de los 40. Desde ese momento se inicia un largo camino de amistad y colaboración conjunta. Miró ilustra libros de Brossa y crea carteles para algunas de sus obras dramáticas.

Joan Brossa realiza en 1941 sus primeros poemas visuales (a los que entonces llamaba “experimentales”), animado por Miró. En 1960 Brossa participó, invitado por Miró, en la exposición Poètes, peintres, sculpteurs de la Galeria Maeght de París. Simultáneamente inició su colaboración con el mismo Miró y Tàpies y, con el tiempo, también con artistas como Frederic Amat o Eduardo Chillida.

 

Miró y Brossa 100 años se articula en torno a la figura de ambos artistas de manera independiente y a la interrelación que se establece entre ellos, así como al diálogo con otros artistas que configuran el panorama artístico contemporáneo en la segunda mitad del siglo xx.

 

La obra del poeta, más reconocido en su faceta como artista plástico, se muestra en paralelo a la de Miró, en una reflexión sobre la influencia que la poesía, la palabra y la semiótica tienen en la creación plástica de Joan Miró.

Brossa, uno de los más activos integrantes del grupo vanguardista Dau al Set, conoce a Miró en 1941 gracias a la amistad que unía a Brossa con el también poeta Foix. La relación entre Miró y Brossa se estrecha con el paso de los años y serán numerosas las colaboraciones artísticas que llevarán a cabo conjuntamente.

La buena relación que se establece desde entonces se manifiesta en numerosos libros, como 'Oda a Joan Miró' (1973) y 'Tres Joans' (1978) un libro homenaje a los tres Juanes: Miró, Brossa y Prats y que forman parte de la exposición.

Miró y Brossa 100 años se articula en torno a la figura de ambos artistas de manera independiente y a la interrelación que se establece entre ellos, así como al diálogo con otros artistas que configuran el panorama artístico contemporáneo en la segunda mitad del siglo xx.

La colaboración entre ambos creadores es amplia, como lo será con muchos otros poetas catalanes. Para Joan Brossa, “Miró era, és, verdaderamente el pintor de los poetas”. Gran lector de poesía, Joan Miró se relaciona estrechamente con el mundo literario que le rodea, como lo atestigua su biblioteca personal, actualmente en la Fundación Miró. La relación de Miró con poetas como Foix, Salvador Espriu o Pere Gimferrer, le llevan a pintar poemas de manera plástica. Miró toma la revolución poética como un principio moral con el que poder escapar de la tradicional cultura humanística.

Brossa considera el arte y la poesía como una aventura, una pregunta abierta, como lo son sus producciones teatrales. En la poesía visual, su faceta más conocida, la letra se emancipa de la palabra ‘no es dibujo ni pintura sino un servicio a la comunicación’. Una búsqueda de nuevos terrenos entre lo semántico y lo visual para superar ambos términos. Valora la imagen en cuanto supone un cambio de código, en un juego constante entre significante y significado, creando un universo alrededor del signo que extrae del propio contexto alfabético.

 

La exposición permanecerá abierta hasta el 1 de diciembre.


 

 

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